Los niños son una bendición, pero muchas veces no lo sentimos así. Les pides algo una, dos..., 50 veces, y ellos terminan haciendo exactamente lo contrario. Pueden ser rudos, descuidados y ruidosos. ¿Se supone que los padres deben de conservar la calma en todo momento?
Mantener la cordura en ciertas situaciones es uno de los retos más difíciles de la vida, y cualquier fallo puede tener consecuencias muy lamentables.