Las galletas han sufrido una transición drástica durante los últimos años. Durante un tiempo eran el desayuno indiscutible en muchos hogares, y aún hoy lo siguen siendo en gran medida en los más humildes. Tras las galletas convencionales llegaron las que tenían supuestos efectos beneficiosos para la salud: integrales, con esteroles vegetales, con aceite de girasol alto oleico, con salvado, multicereales, saciantes, infantiles e incluso tan específicas como 'mi primera galleta'. Sin embargo, los supuestos efectos beneficiosos que nos aportan estos productos son más promesas que realidades.