Por: Daniela Quintero Imagen: La adaptación de los peces a entornos hostiles, como las cuevas, genera una pérdida de pigmentación en la piel y carencia de ojos. / Foto: Felipe Villegas - Instituto Humboldt
La oscuridad, la falta de luz y la escasez de alimentos convierten a las cuevas de Santander en un laboratorio natural increíble para estudiar cómo diversas especies pueden desarrollar adaptaciones ambientales similares ante condiciones extremas.