¿Hacia un capitalismo decadente?
El principio productivo de la ideología capitalista que impone la inversión de capital para crear más capital, si bien se mantiene como objetivo en el panorama que anima a las empresas capitalistas a producir para obtener beneficios, tiende a contaminarse por el personalismo de sus gestores. Producir para crecer en una tarea del conjunto empresarial capitalista, cuya actividad no solamente redunda en la propia máquina productora, sino que se hace extensivo a la sociedad, comienza a debilitarse, al colocar en primer plano los intereses personales del colectivo gestor. De tal manera que, dada su condición de asalariados, el espíritu de riqueza avanza imparable suplantando al espíritu del capital. Lo que quiere decir que la razón personal trata de imponerse a la razón del capital.